Es una interpretacin de la vida del autor que parte de su niz hasta los momentos actuales en su lugar de trabajo y residencia, el Canal en San Rafael California; se sumerge el pensamiento hasta veintitrs aos atrs cuando iniciara su encuentro con la vida laboral, haba abandonado la casa materna y su destino lo llevaba a tierras tropicales cargadas de incontables hechos que parecen hoy da ms claros al entendimiento; recorra mil kilmetros cada semana por las tierras tortuosas y rojizas del barro entremezclado con sudores y faenas de todos, por la vida y la sobrevivencia, hasta alcanzar todos los pueblos situados alrededor de Flores, Santa Elena, Poptn, Sayaxch y la frontera con Belice. Son entraas que despedazan a los nuestros, se llevan da a da tantas esperanzas falldas porque familiares no encuentran a los suyos, han sido victimas de la oscuridad luciferiana que nace de corazones invisibles y malvados, provocados por escuelas del tirano. Me alejaba pronto de cada aldea que desapareca porque sin duda al lugar volver podran, para confirmar la saa dejada a su paso o rematar un pobre bebito contra rboles gigantes y convertirse as en el principal muerto de la sangre obrera y campesina, de mujeres viudas y pueblos que ya no existen, madres e hijos que se suicdan. Contiene a su vez experiencias estudiantiles y reflexivas sobre la juventud y la virilidad, sobre el caballero blanco y la tierra del venado, la educacin de adultos y el porqu del cristo negro de esquipulas, a dnde he venido a parar y quienes hacemos la riqueza...

Nunca antes habramos considerado un pequeo pueblo del altiplano occidental guatemalteco, con tanta importancia para la vida nacional y mundial, a no ser que ste valorara por s mismo su participacin ante las encrucijadas del destino y de los hombres. Su nombre cambia con el tiempo: de tierra bajo la montaa, cerro que tiembla o se mueve, o San Juan Olintepeque; se envuelve todo bajo la maraa del conquistador agresivo, se sumerge cada hijo de la tierra del quetzal bajo el ro cubierto de sangre y quedan al descubierto sus campos maltratados por huracanes del presente. Al leer El Ro Que Corre Bajo La Sangre, descubrirs el encanto de la sierra madre, de los valles quetzaltecos, de la idiosincracia mayance, la vida tortuosa de los innombrables Achijab e Ishokib, que cubren sus formas de ver la vida, bajo La Grandeza Oculta del Supremo Maestro.... No hay en el Mundo arroyuelos sin sentido, cascadas sin belleza ni playas desbordadas, que no sean resultado natural del ritmo de la vida y la Naturaleza en su conjunto; todo est entremezclado. Es un proceso justo que trae vida y abundancia. Torrente sin igual, trueno espantoso que estremeces nuestras casuchas de barrio y tejados rojos; la lluvia lleg a cntaros y reg los campos en todas direcciones, los afluentes se inundan y dejan correr sus aguas hasta llegar al cause mayor; El Ro Xequijel crece y crece, se ensancha y deja venir toda su furia incontenida a velocidad insospechada, se lleva a su paso plantaciones de maz, rboles, animales, casas, personas y puentes. La catstrofe hace mella en cada hogar Olintepequense. Sangriento ro ennegrecido que pierdes tu mansedumbre milenaria y acojes la inmundicia corrompida. Tu caudal opones a los diques, inquietas al rebelde y quebrantas la paz de los vecinos. Ay cuntos han llorado Qu bebitos has destrozado y cuntos muertos has cobrado? Devuelvenos a los hijos de las gentes morenas y la paz volver a tus valles, cambia tu espesura a cristalinas aguas. Chiqui-qui-a, ro bajo la sangre.